El impuesto al templo/La moneda en el pez
El impuesto al Templo, también llamado "Expiación para el Alma" era un impuesto propio del segundo Templo (aunque según nos narra el libro de Esdras (2, 68-69) ya se realizaban ofrendas voluntarias al momento de su reconstrucción), el cual comenzó a construirse tras la destrucción del primero hacia el año 535 a. C. y en la primavera de 516 a. C., veinte años después del retorno desde el cautiverio en Mesopotamia, el Templo estaba listo para su consagración. Según el libro de Esdras (6,15), el Templo fue terminado por completo el tercer día del mes de Adar, en el sexto año del reinado de Darío I. Luego es reformado por el Rey Herodes I hacia el año 19 a. C.
Habló Yahveh a Moisés, diciendo:
Cuando cuentes el número de los israelitas para hacer su censo, cada uno pagará a Yahveh el rescate por su vida al ser empadronado, para que no haya plaga entre ellos con motivo del empadronamiento.
Esto es lo que ha de dar cada uno de los comprendidos en el censo: medio siclo, en siclos del Santuario. Este siclo es de veinte óbolos. El tributo reservado a Yahveh es medio siclo. Todos los comprendidos en el censo, de veinte años en adelante, pagarán el tributo reservado a Yahveh.
El rico no dará más, ni el pobre menos del medio siclo, al pagar el tributo a Yahveh como rescate de vuestras vidas. Tomarás el dinero del rescate de parte de los israelitas, y lo darás para el servicio de la Tienda del Encuentro; y será para los israelitas como recordatorio ante Yahveh por el rescate de sus vidas.
Éxodo 30, 11 – 16
“Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma y le dijeron: « ¿No paga vuestro Maestro el didracma?» Dice él: «Sí.» Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: «¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?» Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres están los hijos. Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti.» ”
Mateo 17, 24 - 27